Los coordinadores de los Laicos Misioneros Combonianos (LMC) de África celebraron su Asamblea Continental, del 3 al 11 de diciembre de 2022, en la casa de noviciado comboniano de Sèdégbé, en Cotonou, Benín. El objetivo del encuentro fue compartir sus experiencias, alegrías y dificultades, reflexionar sobre su vocación y misión en el contexto africano, identificar los desafíos y definir propuestas de trabajo para los próximos años. La asamblea anterior se realizó en 2017 en Anchilo, Mozambique.
Los participantes de LMC representaron a los siguientes países africanos: Chad (1), Togo-Ghana-Benin (4), RD Congo (2), Egipto (1), Kenia (2), Uganda (1). De los Misioneros Combonianos que los acompañan en las diversas circunscripciones, sólo estaba el P. Léopold Adanle Abouke, de la provincia TGB. Por parte del Comité Central estuvieron presentes Alberto de la Portilla (España), coordinador de los LMC, y el P. Arlindo Pinto (Roma), referente del Instituto Comboniano. Los coordinadores de Mozambique y África Central, al no poder estar presentes, enviaron sus informes por escrito.
El P. Timothée Hounaké Kouassi, superior provincial de la Provincia TGB, inició la asamblea con la celebración de la Eucaristía. En su homilía reiteró la importancia de que cada LMC sienta la necesidad de “mantener la mirada fija en Cristo” (Comboni), que es el centro de la misión, y de perseverar en su vocación y misión, para no dejarse desanimarse ante las dificultades que nunca faltan. Otras dos celebraciones eucarísticas fueron presididas por los formadores del noviciado: el padre Akpako Théotime Parfait, padre maestro, y el padre José Francisco de Matos Dias, superior de la comunidad.
El P. Léonard Ndjadi Ndjate, superior de la Provincia de RD Congo, visitando a los novicios de su provincia, presidió la misa del martes 6 de diciembre, durante la cual agradeció el trabajo y el testimonio de los LMC en su provincia y en las demás circunscripciones Africanas. Insistió en que los LMC y sus coordinadores están llamados a evangelizar con el testimonio de vida y con alegría, imitando a Cristo Buen Pastor, y buscando siempre crear comunión, sin desperdiciar nada ni perder a nadie, en el espíritu de una verdadera familia cristiana y misionero.
Los primeros tres días (3-5 de diciembre) se dedicaron a la presentación de los informes de cada grupo, seguidos por los del Comité Africano y el Comité Central. Alberto de la Portilla, tras ofrecer una visión global de la realidad de los LMC a nivel internacional, presentó algunos retos concretos que habrá que afrontar si queremos conseguir una mayor homogeneidad de LMC en África. En primer lugar, destacó la importancia de conocer los documentos que han marcado la historia de los LMC: entre ellos, las decisiones tomadas en las anteriores asambleas africanas (Layibi/Uganda, en 2011; Kinshasa/RD Congo, en 2014; y Anchilo/Mozambique, en 2017) y asambleas generales, en particular en la Asamblea de Roma de 2017. También recordó que existen numerosos documentos que se pueden encontrar en la web de los LMC (https://www.lmcomboni.org), que designan las directrices para todos los LMC, en particular en lo que respecta a la promoción vocacional, la formación, la comunicación, la economía y las comunidades internacionales.
Los días siguientes se dedicaron a la profundización de temas específicos de la vida del movimiento LMC. Para cada uno de estos temas, comenzamos con una presentación teórica, seguida de trabajo en grupo. Los temas fueron: comunicación y promoción vocacional (6 de diciembre); la misión (ad gentes e inter gentes), la colaboración a nivel de Familia Comboniana y el papel de la familia de cada LMC en el servicio misionero (7 de diciembre); formación, autonomía económica, organización y dirección de LMC (8 de diciembre).
El día 9 de diciembre quedó libre para poder visitar las otras dos comunidades combonianas presentes en Cotonou: la comunidad de hermanos de Pahou, una casa dedicada a la formación en emprendimiento y ecología integral, ganadería y agricultura biológica, con vistas a la transformación; y la comunidad de Fidjrossé, inaugurada en 1989, que atiende la parroquia de San Francisco de Asís y se dedica también a la promoción vocacional ya la animación misionera.
En la segunda parte de la jornada visitamos el Seminario Mayor de Saint-Gall en Ouihad y el cementerio contiguo, donde están enterrados dos misioneros combonianos benineses: el P. Jacob Sodokin y el postulante Janvier Agossou. Luego fuimos a la basílica de la Inmaculada Concepción de Ouidah y al “Templo de las pitones”, un centro dedicado a la religión africana del vudú y la cultura local, ubicado justo en frente de la basílica. Finalmente, se realizó una visita a la catedral “Notre Dame de Misericorde”, principal santuario católico de la ciudad de Cotonou, y al monumento conocido como la “Amazonas”, una gigantesca estatua (30 metros de altura) que representa a una joven guerrera beninesa, símbolo del amor, compromiso y destreza de las mujeres beninesas en la defensa de su etnia en el sur del país.
Todos los días, después de la cena, hubo momentos de intercambio cultural y de experiencias misioneras. El 5 de diciembre, Justin Noughur, coordinador de TGB LMC, mostró algunos videos sobre la cultura ghanesa; el día 6, Linda Micheletti, laica italiana, habló sobre la vida y las actividades pastorales en la comunidad internacional recientemente abierta en Kacheliba, entre los Pokot, en Kenia; y el día 7, los coordinadores contaron lo que está haciendo cada grupo a nivel de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC).
Durante el sábado 10 de diciembre, los participantes retomaron los desafíos más significativos que surgieron y enfrentaron durante la asamblea, para luego elaborar y aprobar propuestas precisas sobre el camino a seguir hasta la próxima asamblea. Por la tarde, los siguientes nuevos miembros fueron elegidos para el Comité Africano: Hani Chafik Khalil (Egipto), Martin Juma Onyango (Kenia) y Justin Noughur (Ghana – TGB). La misa del día fue presidida por el P. Arlindo Pinto, referente LMC del Instituto Comboniano desde 2011.
El domingo 11 de diciembre -Día Internacional de los Laicos Misioneros Combonianos-, para concluir la Asamblea, el grupo se desplazó a la Parroquia de Santa Juana de Arco, en Lobozounkpa, donde participó de la misa de la comunidad parroquial, ofreciendo así un testimonio ‘visual ‘ de la vocación de los LMC en África.
DOCUMENTO FINAL
Los representantes de los Laicos Misioneros Combonianos (LMC) de África (Chad, Congo, Egipto, Kenia, Togo-Ghana-Benín, Uganda), acompañados por dos miembros del comité central, se reunieron para su cuarta asamblea continental del 3 al 11 de diciembre de 2022 en Cotonou-Benín. Experimentamos nuestra asamblea como un despertar de nuestra misión como LMC, un momento privilegiado para encontrar soluciones a nuestros problemas y retos comunes.
Fue un momento de armonía dentro de la gran diversidad de nuestros miembros, el compromiso de cada uno de contribuir en la medida de sus posibilidades, con referencia a nuestra historia común, desde las propuestas de Layibi de 2011 hasta las de Roma en 2018.
Nuestra participación es un signo del crecimiento de los LMC en los distintos países. Han llegado nuevos países con nuevos miembros… damos gracias a Dios por estas nuevas vocaciones y por la esperanza que esto representa. Sabemos que aún somos muy pocos y que queda mucho por hacer para ayudar a la misión que el Señor nos ha encomendado.
Cuando llegamos aquí, pensábamos que necesitábamos hacer documentos y resoluciones que nos ayudaran a orientar a nuestros grupos para avanzar hacia nuestra misión común, pero descubrimos la riqueza de todos los documentos que ya tenemos. Por ello, animamos a todos nuestros miembros a estudiarlas y concretarlas (empezando por la conclusión tomada en Roma 2018) para que puedan ayudarnos y guiarnos hacia nuestra misión común.
Creemos en la sinodalidad de nuestra familia, que se expresa a través de nuestra corresponsabilidad, que nos ayuda a lograr más unidad. Nuestra realidad es diferente, pero tenemos objetivos comunes.
En esta asamblea hemos debatido mucho sobre nuestros retos como miembros LMC de nuestro movimiento internacional. Queremos afrontar estos retos de forma sistemática, con pasos claros y propuestas concretas que nos permitan alcanzar todo aquello a lo que estamos llamados.
Realmente creemos que el primer paso es estudiar nuestros documentos internacionales (especialmente nuestro Acuerdo de Roma). Por lo tanto, queremos definir momentos específicos para revisarlos dentro de nuestros grupos (un tema a la vez) para ver qué ajustes específicos podemos hacer para implementarlos en nuestros grupos.
Como familia que se cuida mutuamente, nos gustaría despertar nuestra curiosidad por saber qué ocurre en otros grupos y también la voluntad de aprender otros idiomas, lo que podría ayudarnos a comunicarnos e interactuar.
Durante nuestra asamblea, reflexionamos mucho sobre nuestros compromisos misioneros. Realmente creemos que debemos poner nuestra vocación en el centro de nuestras vidas y responder a la llamada del Señor al servicio misionero dentro y fuera de nuestro país. Un servicio que nace de nuestra vocación común como LMC, y que esperamos poder expresar a través de una presencia comunitaria concreta en cada país. Pero para que esto sea posible, sabemos que necesitamos mirar a nuestra familia de LMC como miramos a nuestra familia biológica, cuidando de ellos y comprometiéndonos juntos a servir a la misión.
En cuanto al envío de nuestros miembros fuera del país, sabemos que el reto económico es muy importante. En este sentido, proponemos que cada grupo incluya en su presupuesto anual un porcentaje de sus ingresos para destinarlo a apoyar a un miembro en misión en el extranjero. El grupo de envío también debería reservar una cantidad para apoyar a un miembro que regrese de una misión con el fin de ayudarle a encontrar alojamiento durante un cierto periodo de tiempo para facilitar su reintegración en el país.
Durante esta semana tuvimos la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de una vida sacramental para todos nuestros miembros, y cómo el matrimonio tradicional y otras cuestiones pueden dificultarla. En este sentido, queremos animar a todos nuestros grupos a reflexionar sobre este aspecto de nuestra vida cristiana como laicos e intentar ayudar a nuestros miembros en ello. Como miembros laicos y comprometidos de la Iglesia, debemos contribuir a este importante proceso de inculturar el Evangelio en nuestra propia cultura.
También nos hemos encontrado con muchas situaciones en las que sólo uno de los miembros de una pareja casada pertenece a LMC. Esto es algo importante que debemos considerar durante el proceso de discernimiento, en el que podemos invitar a la pareja a hacer juntos este discernimiento vocacional. Luego veremos si ambos tienen la vocación de ser LMC o sólo uno, y cómo se puede vivir esta vocación dentro de la familia.
En cuanto a la formación, hemos tenido la oportunidad de descubrir la riqueza de la nueva guía internacional de LMC. Por ello, animamos a nuestros grupos a revisar y actualizar sus planes de formación de acuerdo con esta guía.
También tuvimos la oportunidad de conocer el plan de comunicación de LMC Internacional. Siguiendo esta guía, proponemos que cada grupo elabore su propio plan de comunicación cada uno o dos años con tareas específicas, a fin de tener un enfoque sistemático de nuestra comunicación. También acordamos crear una comisión de comunicación a nivel africano formada por los diferentes secretarios de comunicación de nuestros grupos nacionales.
Es cierto que uno de los principales retos es la cuestión de la autonomía financiera. En este sentido, queremos reforzar nuestra formación desde las necesidades básicas hasta una formación más avanzada, que nos permita tener un sistema contable común y saber presentar y supervisar los proyectos de desarrollo.
No queremos olvidar nuestro compromiso a escala internacional. Por eso invitamos a cada grupo a elegir el porcentaje de sus ingresos que quiere aportar y la frecuencia con la que enviamos nuestra contribución al Fondo Común Internacional gestionado por el Comité Central.
Al redescubrir la gran magnitud y responsabilidad de nuestra vocación de LMC, y todos los compromisos y necesidades que tenemos que cubrir, queremos sugerir una reflexión sobre cómo organizamos nuestros grupos. Y sobre todo en cuanto al tiempo que dedicamos en nuestras reuniones a ver cómo podemos cumplir todos los compromisos que tenemos que hacer como LMC.
Decimos SÍ a la llamada del Señor a nosotros como LMC africanos, miembros de nuestra familia internacional de LMC y en plena comunión con el resto de la Familia Comboniana y la Iglesia.
Cotonú, 11 de diciembre de 2022.
Durante el día de nuestra fiesta LMC (tercer domingo de Adviento)