Calles desiertas, negocios cerrados, sólo el sonido de las bombas en Sudán

Calles desiertas, negocios cerrados, sólo el sonido de las bombas en Sudán

«Estamos todos encerrados en nuestras casas y nos han aconsejado que no salgamos. Las balas y las bombas llegan de todas partes. La noche del martes 18 de abril, desde las 6 de la tarde estaba prevista una tregua hasta las 6 de la mañana de hoy, y en cambio no ha sido respetada. También ha habido bombardeos durante toda la noche y esta mañana. Por el momento parece que se han calmado, pero sabemos que esto va para largo y que no acabará pronto. Los dos generales no tienen ninguna intención de perder sus puestos».

Son palabras que acaban de llegar a la Agencia Fides procedentes de fuentes locales en Sudán que, por razones de seguridad, han solicitado el anonimato. Los religiosos y religiosas están dispersos en las distintas comunidades y, según su proximidad al palacio presidencial asediado o al aeropuerto, todos se encuentran en zonas de muy alto riesgo.

«Sólo nos queda rezar, rezar mucho para que lleguen a un acuerdo. Rezamos por este pueblo para que el Señor proteja a estas personas que son las que más sufren. Desgraciadamente no podemos ayudar a nadie y ésta es la verdadera tragedia. Especialmente en los suburbios de Jartum pasan hambre y no pueden comprar nada para comer. Todos los negocios están cerrados. No hay nadie en la calle, sólo el sonido de las bombas».

El país vive su quinto día de guerra civil, y cada bando, el Ejército Federal (SAF) y las Fuerzas de Intervención Rápida (RSF), acusa al otro de violar el alto el fuego previsto para dar a la población la oportunidad de conseguir alimentos y evacuar a los heridos. Cazas y helicópteros del ejército sobrevuelan la capital y unidades antiaéreas responden desde tierra. La prensa local informa de que muchos hospitales de Jartum están fuera de servicio debido al fuego de artillería en las inmediaciones o a su utilización como cuarteles militares. Los llamamientos del sindicato de médicos (Ccsd) han caído en saco roto.

«De los 59 hospitales de base de la capital y de los estados federales sudaneses adyacentes a las zonas de conflicto, 39 están “fuera de servicio”: nueve porque fueron bombardeados y 16 tras haber sido evacuados por la fuerza», informa el Ccsd, que añade que en la misma zona de conflicto hay otros 20 hospitales que «corren el riesgo de ser cerrados debido a la falta de personal médico» y de diversos tipos de suministros, incluida la electricidad.

La Cruz Roja Internacional ha informado de que «no se puede prestar asistencia sanitaria porque se han agotado los suministros médicos y todos los aeropuertos están bloqueados. La situación es desesperada».

La situación de la población es dramática. Se han registrado asaltos a comercios por parte de hombres armados. Las dos partes beligerantes no están interesadas en una tregua y pretenden resolver el enfrentamiento militarmente. Los combates tienen lugar en el interior de las viviendas y se corre el riesgo de una guerrilla urbana de larga duración.

Solidaridad de los Misioneros Combonianos con Sudán

Por su parte, el superior provincial de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, ha emitido una carta de solidaridad dirigida a Michael Didi, arzobispo de la arquidiócesis de Jartum; Yunan Tombe Trille, obispo de El-Obeid y monseñor Daniel Adwok, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Jartum, con el siguiente mensaje:

Los Misioneros Combonianos seguimos con mucha angustia los episodios de violencia que se han desarrollado en Jartum y en muchas más ciudades de todo Sudán desde el pasado sábado 15 de abril. Entendemos que las dos facciones han montado una retórica de confrontación y alimentando la desconfianza mutua durante mucho tiempo, y lamentamos ver que una vez más la voz del armamento pesado parece hacer añicos todas las voces que piden diálogo y reconciliación.

Hemos seguido los tristes acontecimientos de estos días a través de las noticias que nos llegan de nuestros hermanos, las combonianas y algunos laicos de Jartum y de otros lugares, y lamentamos mucho la angustia que se está causando a los civiles y a muchos miembros del personal de la Iglesia, especialmente cuando cientos de escolares tuvieron que permanecer atrapados en sus escuelas temiendo por sus vidas. Damos gracias a Dios que, según sabemos, más tarde lograron llegar a sus hogares de manera segura.

Queremos asegurarles a todos, pastores del Pueblo de Dios y a toda la Iglesia Católica en Sudán, nuestra oración a Dios Todopoderoso, para que en todo Sudán se ponga fin a la violencia y se llegue a soluciones pacíficas. La paz es el único camino a seguir. Pidamos al Señor que consuele a todo el pueblo de Dios que sufre y que se ha visto afectado por el conflicto.

Encomendamos a la Divina Misericordia el país de Sudán, que es la tierra de nuestro querido padre y fundador san Daniel Comboni, y renovamos nuestra oración: «Jesús, en ti confío».

Consejo General, en comunión con el Superior Provincial y el Consejo de los Misioneros Combonianos

Roma, 18 de abril de 2023

Crédito de la nota: Agencia Fides y comboni.org