No ha habido tregua para la población sudanesa desde que el 15 de abril comenzaron los enfrentamientos armados entre el ejército regular del general Abdel Fattah al-Burhan y los paramilitares de las Fuerzas de Intervención Rápida (FRI) del general Mohamed Hamdan Dagalo.
Según las primeras estimaciones, desde el comienzo del conflicto han muerto al menos 700 personas. Es una noticia reciente que, tras varios acuerdos de alto el fuego, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Sudán del Sur ha declarado que se ha llegado a un acuerdo de principio sobre una tregua de siete días. El encuentro entre los representantes de las partes militares enfrentadas se ha celebrado en Yedda (Arabia Saudí), mientras los ministros árabes de Asuntos Exteriores se encontraban en El Cairo en una reunión de emergencia de la Organización Interárabe dedicada a la crisis de Sudán. Sin embargo, a pesar del nuevo alto el fuego, previsto del 4 al 11 de mayo, continúan los ataques militares y Jartum sigue asediada.
Las negociaciones en Yedda continúan y, según los dos generales golpistas, sólo tienen por objeto asegurar corredores humanitarios para la evacuación de extranjeros y civiles sudaneses varados en los campos de batalla y hacer llegar la ayuda internacional. La situación es dramática, la prensa local informa de asaltos diarios a viviendas y comercios y de hombres armados que asaltan bancos.
Según el comité de médicos, todos los hospitales de la capital están fuera de servicio por falta de material y medicinas. Los médicos se ven obligados a operar sin anestesia, utilizando agua y sal como desinfectante de las heridas. Se teme que una prolongación de la crisis podría llevar al país a dividirse en muchos pequeños Estados, en lucha perpetua, como en el caso de Sudán del Sur.
Crédito de la nota: Agencia Fides.