¿La Iglesia no es para todos? Papa responde sobre cuestionamientos

¿La Iglesia no es para todos? Papa responde sobre cuestionamientos

El papa Francisco partió desde la Base Aérea de Figo Maduro al concluir su 42º viaje apostólico en Lisboa para volver a Roma en avión, acompañado de 60 periodistas de medios internacionales, más la tripulación. Durante el regreso, se le preguntó sus impresiones sobre la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el abuso a menores y aquellos que no pueden recibir los sacramentos, entre otras cosas.

Ofrecemos la transcripción del diálogo en el avión:

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Matteo Bruni: Buenas noches, Santidad. Volvemos rejuvenecidos y alegres de esta JMJ en la que hemos podido confrontarnos con las preguntas y las expectativas de los jóvenes, con respecto a la Iglesia, a la fe, y también al mundo. Y hemos podido escuchar su respuesta en sus palabras, en su presencia. Ahora hay algunas preguntas de los periodistas.

Aura María Vistas Miguel (Rádio Renascença): Su Santidad, en primer lugar, gracias por su visita a Portugal. Todo el mundo la considera ya un éxito. Todos están muy contentos. Gracias por haber venido. Encontré a un gran jefe de policía que me dijo que nunca había visto una multitud tan obediente y pacífica. Fue hermoso.

Mi pregunta es sobre Fátima. Sabemos que usted fue allí y rezó en silencio en la capillita. Pero había una gran expectación, en el mismo lugar donde Nuestra Señora hizo una petición para rezar por el fin de la guerra (y estamos en guerra en este momento, por desgracia), para que rezara públicamente por la paz. Los ojos del mundo entero estaban fijos en usted ayer por la mañana en Fátima. ¿Por qué no lo hizo?

Papa Francisco: Recé, recé. Recé a la Virgen y recé por la paz. No he hecho publicidad. Pero he rezado. Y debemos repetir continuamente esta oración por la paz. Ella había pedido esto en la Primera Guerra Mundial. Y esta vez se lo he pedido a la Virgen. Y he rezado. No he hecho publicidad.

João Francisco Gonçalves Gomes (El Observador): Muchas gracias, Santo Padre. Yo voy a hablar en español, creo que es más fácil para mí y, si puede responder en español, mejor, que es más fácil para los portugueses, para que lo comprendan. Me gustaría preguntarle sobre los abusos de niños en la Iglesia, en Portugal. En febrero de este año se ha publicado un informe sobre la realidad de los abusos en Portugal. Casi 5 mil niños han sido víctimas en las últimas décadas. Le pregunto: ¿ha leído, conoce este informe que ha sido entregado a los obispos? Y también, ¿qué piensa que debe suceder con los obispos que han sabido de casos de abuso y no los han comunicado a las autoridades?

Papa Francisco: Como ustedes saben, de manera muy reservada, recibí a un grupo de personas que fueron abusadas. Como siempre hago en estos casos, dialogamos sobre esta peste, esta tremenda peste, ¿no? En la Iglesia, se seguía más o menos la conducta que se sigue actualmente en las familias y en los barrios: se cubre, ¿no? El pensar que 42% de los abusos, más o menos, se da en las familias o en los barrios. Todavía hay que madurar y ayudar a que se descubran esas cosas hasta el escándalo de Boston. Y ahí la Iglesia tomó conciencia de que no se podía ir por caminos aleatorios, sino que había que tomar el toro por las astas. Hace dos años y medio tuvimos la reunión de presidentes de las Conferencias Episcopales, ahí también se dieron estadísticas oficiales sobre los abusos. Y es grave, la situación es muy grave. En la Iglesia, hay una frase que la estamos usando continuamente: tolerancia cero, tolerancia cero. Y los pastores que, de alguna manera, no se hicieron cargo tienen que hacerse cargo de esa irresponsabilidad, se verá el modo en cada uno de ellos. Pero es muy duro el mundo de los abusos. Y en eso, yo exhorto a que estemos muy abiertos en todo esto. Sobre lo que me preguntas, de cómo va el proceso en la Iglesia portuguesa, va bien. Va bien y con serenidad, se busca la seriedad en los casos abusados. Los números, a veces, terminan siendo agrandados, un poco por los comentarios que siempre nos gusta, pero lo que es la realidad, se está llevando bien y eso a mí me da cierta tranquilidad.

Yo quisiera tocar un punto, y ustedes, como periodistas, les pido que colaboren en esto. Hoy día, ¿tienen teléfono ustedes? Bueno, en cualquiera de estos teléfonos, pagando algo y con alguna clave, se tiene acceso al abuso sexual con menores. Esto entra en nuestras casas y el abuso sexual con menores se filma en vivo. ¿Dónde se filma? ¿Quiénes son los responsables? Esta es una de las pestes más graves, junto a todo el mundo, pero quiero subrayar esto porque, por ahí, no se nos ocurre que las cosas son tan radicales. Cuando usted usa un nene para hacer un espectáculo de abuso, llama la atención. El abuso es como «comerse» a la víctima, ¿no? O peor, herirla y dejarla viva. Hablar con personas abusadas es una experiencia muy dolorosa, que también a mí me hace bien, no porque me guste escuchar, sino me ayuda a hacerme cargo de ese drama. O sea, yo les diría, respecto a tu pregunta, lo que dije: el proceso va bien, estoy notificado de cómo van las cosas. Por ahí las noticias lo agrandaron, pero la cosa está andando bien en cuanto a esto. Pero también, con esto, les digo, de alguna manera, ayuden, ayuden a que todo tipo de abuso sea solucionado el abuso sexual, pero no es el único. También están otros tipos de abusos que claman al cielo: el abuso del trabajo con niños, el abuso laboral en los niños, y se usa; el abuso en las mujeres, ¿no? Todavía hoy, en muchos países, se tiene como método la operación quirúrgica de las niñas: les quitan el clítoris y eso es hoy y se hace con una navaja, y adiós. Crueldad. El abuso laboral, o sea, dentro del abuso sexual, que es grave y todo esto, hay una cultura del abuso que la humanidad tiene que revisar y convertirse.

Jean-Marie Guénois (Le Figaro): Santo Padre, ¿cómo está, su salud, ¿cómo va su convalecencia? No hay precedentes en los viajes: ¿por qué? ¿Ha tenido problemas de vista, cansancio? ¿Textos demasiado largos? ¿Cómo se siente? Y si me permite una pequeña pregunta sobre Francia. Usted viene a Marsella, pero nunca visita Francia. El pueblo no lo entiende, ¿quizás es demasiado pequeña o tiene algo en contra de Francia?

Papa Francisco: Mi salud está bien. Me quitaron los puntos, hago vida normal, llevo un vendaje que tengo que llevar durante dos, tres meses para evitar un eventual «eventración» (salida de las vísceras abdominales) hasta que los músculos estén más fuertes. La vista. En esa parroquia corté el discurso porque había una luz delante y no podía leer, me daba la luz y por eso lo corté. Algunos, a través de Mateo, preguntaron por qué acorté las homilías que ustedes tienen. Yo cuando hablo, no las homilías académicas, intento hacerlo los más claro posible. Pero siempre cuando hablo busco la comunicación. Ustedes han visto que incluso en la homilía académica hago algunas bromas, algunas sonrisas las hago para controlar la comunicación. Con los jóvenes los discursos largos tenían lo esencial del mensaje y yo lo tomaba de allí en función de cómo sentía la comunicación.

Y pasamos a Francia. Fui a Estrasburgo, iré a Marsella, pero no a Francia. Es un problema que me preocupa, que es el problema Mediterráneo. Por eso voy a Francia. La explotación de los migrantes es criminal. Yo recomiendo una lectura. Hay un librito, pequeñito, que escribió un emigrante que tardó creo que tres años en venir de Guinea a España porque le capturaron, le torturaron, le esclavizaron. La semana pasada la asociación Mediterránea Saving Human, estaba haciendo un trabajo de rescate de migrantes que estaban en el desierto entre Túnez y Libia, porque los habían dejado allí a morir. Ese libro se llama «Hermanito» –en italiano tiene el subtítulo de «Fratellino»–, pero se lee en dos horas, merece la pena. Léanlo y verán el drama de los migrantes antes de embarcarse. Los obispos del Mediterráneo harán este encuentro, también con algunos políticos, para reflexionar seriamente sobre el drama de los migrantes. El Mediterráneo es un cementerio, pero no es el mayor cementerio. El mayor cementerio es el norte de África. Esto es terrible, léanlo. Voy a Marsella por esto. El presidente Macron me dijo que es su intención ir a Marsella y estaré un día y medio: llegaré por la tarde y al día siguiente estaré todo el día.

Matteo Bruni: ¿No tiene nada contra Francia?

Papa Francisco: No. No sobre eso es una política. Yo visito los países pequeños de Europa. Los países grandes, España, Francia, Inglaterra, los dejo para más adelante, eventualmente. Pero como opción empecé con Albania y así los pequeños. No es nada. Francia, dos ciudades, Estrasburgo y Marsella.

Anita Hirschbeck (KNA): En Lisboa nos dijo que en la Iglesia hay sitio para todos, para todos. La Iglesia está abierta para todos, pero al mismo tiempo no todos tienen los mismos derechos, oportunidades, en el sentido de que por ejemplo las mujeres, los homosexuales no pueden recibir todos los sacramentos. Santo Padre, ¿cómo explica esta incoherencia entre Iglesia abierta e Iglesia no igual para todos? Gracias.

Papa Francisco: Usted me hace una pregunta sobre dos puntos de vista diferentes, la Iglesia es abierta para todos, luego hay legislaciones que regulan la vida dentro de la Iglesia. El que está dentro está según la legislación, lo que dices es una simplificación: «no puede hacer los sacramentos». Eso no quiere decir que la Iglesia esté cerrada, cada uno encuentra a Dios en su camino dentro de la Iglesia, y la Iglesia es madre y guía a cada uno en su camino. Por eso no me gusta decir: vienen todos, pero tú, éste, pero el otro… Cada uno, cada uno en la oración, en el diálogo interior, en el diálogo pastoral, busca el camino a seguir. Por eso haciendo una pregunta: por qué los homosexuales no… ¡Todos! Y el Señor es claro: enfermos. Sanos, viejos y jóvenes, feos y guapos… ¡buenos y malos! Hay como una mirada que no entiende esta inserción de la Iglesia como Madre y piensa en ella como una especie de empresa que para entrar hay que hacer esto, hacerlo de esta manera y no de aquella.

Otra cosa es la ministerialidad de la Iglesia, que es la manera de sacar adelante el rebaño y una de las cosas importantes es la paciencia: acompañar a las personas paso a paso en su camino hacia la madurez. Cada uno de nosotros tiene esta experiencia, que la Iglesia Madre nos ha acompañado y nos acompaña en nuestro propio camino de maduración. La Iglesia es Madre, recibe a todos, y cada uno hace su camino dentro de la Iglesia, sin publicidad, y esto es muy importante. Gracias por el valor de hacer esta pregunta. Gracias.

Paolo Ruffini: ¿Desea compartir un pensamiento sobre la JMJ?

Papa Francisco: Esta es la cuarta que vivo. La primera fue en Río de Janeiro, allá brasileña. La segunda fue en Cracovia, la tercera en Panamá. Esta es la cuarta. Esta es la más numerosa. Según los datos concretos reales, hubo más de un millón de participantes. Más. De hecho, en la Vigilia se estimó que había un millón 400 y un millón 600 mil.

Impresionante la cantidad. Bien preparada. De las que he visto esta es la mejor preparada. Los jóvenes son una sorpresa. Los jóvenes son jóvenes. Hacen chiquilladas, la vida es así. Pero intentan seguir adelante. Y son el futuro. El asunto, el propósito, es acompañarlos. El problema es saber acompañarlos. Y que no se desprendan de sus raíces. Por eso insisto tanto en el diálogo mayores-jóvenes, abuelos con nietos. Este diálogo es importante, más importante que el diálogo entre padres e hijos. Los abuelos, las raíces.

Los jóvenes son religiosos. Buscan la fe, no lo artificial. Buscan el encuentro con Jesús. Algunos dicen que los jóvenes no siempre viven según la moral. Pero quién de nosotros no ha cometido errores morales en su vida. Todos. También de los mandamientos. Cada uno de nosotros tiene sus propias caídas en su historia. La vida es así. Pero el Señor siempre nos espera porque es misericordioso y padre y la misericordia va más allá de todo. Esto es lo que quería decir sobre la JMJ.

Justin McLellan (CNS): Hablando sobre la JMJ, hemos escuchado en estos días testimonios de jóvenes que han luchado con la salud mental, con la depresión. ¿Ha luchado alguna vez por esto? Y si alguien decide suicidarse, ¿qué diría a los familiares de esa persona que, debido a la enseñanza católica sobre el suicidio, sufren pensando que se ha ido al infierno?

Papa Francisco: El suicidio juvenil es importante hoy, el número es importante. Existe. Los medios de comunicación no dicen tanto porque no se informa a través de los medios de comunicación. Yo me quedé en diálogo con los jóvenes –no en la confesión– aproveché para dialogar. Un joven simpático me dijo: «¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Qué piensa del suicidio?». No hablaba nuestro idioma, pero le entendí bien y empezamos a hablar del suicidio. Y al final me dijo: «Gracias, porque el año pasado estaba indeciso sobre si hacerlo o no». Tantos jóvenes están ansiosos, deprimidos, pero no solo psicológicamente… Además, en algunos países que son muy, muy exigentes en la universidad, los jóvenes que no pueden conseguir un título o encontrar un trabajo se suicidan, porque sienten una vergüenza muy grande. No digo que sea algo cotidiano, pero es un problema. Es un problema actual. Es algo que ocurre.

Matteo Bruni: Gracias, Su Santidad, por las respuestas.

Papa Francisco: Gracias a ustedes por lo que han hecho y mi consejo: no se olviden «Hermanito», «Fratellino», el libro del migrante. Gracias.

Transcripción facilitada por Vatican Media

Crédito de la nota: Zenit.org