Sudán colapsa entre la guerra, hambre, enfermedades y un «vacío humanitario»

Sudán colapsa entre la guerra, hambre, enfermedades y un «vacío humanitario»

Los combates entre el ejército y los rebeldes son cada vez más feroces y ahora también afectan a la capital, Jartum. La Comunidad de San Egidio, los Misioneros Combonianos, las Hermnasa Salesianas y las ONG’s Emergency y Médicos Sin Fronteras piden que la comunidad internacional actúe y relance el proceso de paz en el país africano, donde hay alrededor de 10 millones de desplazados internos.

Una terrible guerra civil azota a Sudán desde hace año y medio. Esto ha generado al menos 10 millones de desplazados internos y 2 millones internamente. Ahora, una serie de organizaciones están tomando medidas para pedir a la comunidad internacional que intervenga para lograr la paz.

Guerra civil cada vez más violenta

Un feroz conflicto, olvidado por los medios internacionales, entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), lideradas por el general Abdel Fattah al-Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), bajo el mando de Muhammad Hamdan Dagalo, ha causado decenas de miles de víctimas.

Situación dramática a las puertas de Europa

Según Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de San Egidio, «los enfrentamientos son muy violentos y están provocando graves consecuencias para la población». Esto no permite que la ayuda humanitaria llegue con regularidad. El presidente de la Comunidad de San Egidio destaca que «el país sufre hambre generalizada y la situación a las puertas de Europa es dramática, hasta el punto de que aumenta el número de sudaneses que intentan llegar al continente subiéndose a los barcos» que surcan el Mediterráneo desde Libia o Túnez.

Alimentos y medicinas difíciles de encontrar

Vittorio Oppizzi, responsable de programas de Médicos Sin Fronteras, añade que, en Sudán, donde desde hace más de un año se vive una de las peores crisis humanitarias de las últimas décadas, la población está agotada, no hay alimentos y la asistencia sanitaria está reducida al mínimo sin vacunas. «A pesar de todo, existe un vacío humanitario inaceptable –afirma el representante de MSF–, las organizaciones internacionales y los donantes deben incrementar sus esfuerzos, mientras que las partes en conflicto deben garantizar la protección de los civiles y de las instalaciones sanitarias, así como permitir que los trabajadores humanitarios y la ayuda lleguen la población».

Religiosas salesianas permanecen en Jartum

De esta desesperada situación también habla la religiosa Ruth del Pilar Mora, consejera del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. «Nos quedamos en una zona suburbana de Jartum, región muy disputada entre los bandos combatientes», informa la misionera. «Queríamos seguir estando al lado de la población, en particular a nivel educativo: llevamos una escuela informal a la que antes del conflicto asistían 700 niños». La estructura donde viven las cinco religiosas ha sido bombardeada un par de veces y esto ha permitido que todos los espacios no puedan ser habitados.

La mayoría de la población está desnutrida

Pietro Parrino, director del departamento de proyectos de Emergency, habla de la capital como una ciudad sumida en el caos total: «No hay medicinas, no hay alimentos frescos, sólo alimentos secos y esto significa que muchas personas están desnutridas. Hace apenas unos días, decenas de personas murieron porque pensaban que estaban tomando jugo de naranja en polvo y en realidad era veneno». Parrino afirma que esta guerra está olvidada por la comunidad internacional, pero en realidad todos los estados cercanos a Sudán tienen intereses muy específicos en este conflicto.

Hace año y medio que no hay clases

Otro aspecto no secundario es el hecho de que las niñas y niños llevan años sin ir a la escuela. El padre Angelo Giorgetti es comboniano y estuvo en Sudán durante 16 años. «La actividad educativa está paralizada y, a largo plazo, esto corre el riesgo de ser un problema para toda una generación –afirma–. Nuestras tres comunidades en Jartum fueron evacuadas porque se encontraban en posiciones muy centrales. Pero nos quedamos en otras zonas del país porque no queremos abandonar a la población».

Crédito de la nota: Vatican News.