“La obra misionera fue la semilla de la que germinó el clero beninés y generaciones enteras de cristianos convencidos, cuya visión y acción han contribuido a hacer de nuestra Iglesia de Benín una Iglesia capaz de enriquecer con sus dones a toda la Iglesia universal”. Así escribe Romain Hounzandji, profesor universitario, con motivo de los 160 años de evangelización en Benín.
Era el 18 de abril de 1861 cuando los padres Francesco Borghero y Francisco Fernández, misioneros de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA), llegaron a la Costa de los Esclavos, como se llamaba entonces el sur de Benín. No eran los primeros misioneros que entraban en contacto con los súbditos del poderoso Reino de Dahomey, pero por primera vez existía un proyecto de la Iglesia católica para crear una presencia estable de misioneros en aquellas tierras, ya frecuentadas por los europeos para el comercio de esclavos.
El padre Didier Affolabi, director nacional de educación católica, recuerda que una de las primeras acciones de los padres Borghero y Fernández, allá por 1862, fue abrir una escuela para los niños de la zona. Hoy en día, en un país de sólo 8,8 millones de habitantes, de los cuales el 27% son católicos, hay 523 instituciones de enseñanza católica, entre ellas 113 jardines de infancia, 266 escuelas primarias, 138 escuelas secundarias y preparatorias, 5 universidades y una Escuela para la formación de maestros.
Un periodista católico hablando de los retos del futuro de la Iglesia beninesa comenta: “La Iglesia de Benín tiene ante sí la inmensa tarea de la evangelización en profundidad y, desgraciadamente, todavía hoy muchos católicos tienen un pie en la Iglesia y otro en los diversos santuarios de la religión tradicional, donde les prometen poder y riqueza a buen precio”.
“En este siglo y medio de presencia, la Iglesia católica ha contribuido a la construcción de la nación beninesa, y ha tenido una gran influencia en los sectores sociales de la educación, la sanidad, la política, la formación de las conciencias, la cultura de la paz”, señala Modeste Kpodéhoto, operador financiero hablando para la ocasión sobre la evangelización en el país.
“Debemos conseguir transformar al hombre beninés desde sus raíces con la vara del Evangelio; alcanzado por el mensaje de Cristo en lo más profundo de su ser podrá ser una luz que irradie el bien a su alrededor, para el bienestar de la Iglesia y de la Nación”, ha dicho para concluir el filósofo Paul Kiti.
Crédito de la nota: Agencia Fides.